Los trabajos de Mikel Gurrea, Pilar Palomero, Jaime Rosales y Fernando Franco competirán por la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián
En dos semanas, el 16 de septiembre, comenzará la 70ª edición del Festival de San Sebastián. Lo hará dentro de un clima de optimismo con respecto al cine independiente de nuestro país que, este año, no solo ha conseguido destacar a nivel internacional con premios en Berlín (Oso de Oro) y selecciones en Sundance, Cannes y Karlovy Vary, sino que también ha logrado destacar en la siempre difícil taquilla nacional.
Como subrayábamos en nuestra columna «El cine que importa: la revolución (en femenino) en el cine español», la irrupción de una generación de directoras ha insuflado nuevos aires narrativos y temáticos a la ficción española. Películas como Alcarràs (Carla Simón, 2022) o Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022), más allá de los réditos de prestigio y mercantiles, han logrado conectar con el público sin recurrir a los clásicos tópicos de la producción televisiva. Cine con personalidad que trasciende el circuito de festivales, devenido barrera infranqueable en la última década.
el Festival de Cine de San Sebastián se erige en toda una celebración del momentum del cine español, con largometrajes que enriquecen un panorama brillante.
Como representante de la mentada camada oficiosa de nuevas realizadoras, aparece en el line-up Pilar Palomero, con su segundo filme, La maternal. La cineasta zaragozana, que destacó hace un par de años con la esencial Las niñas (2020), Biznaga de Oro del Festival de Málaga y ganadora de cuatro premios Goya, aborda en su nueva propuesta las interrelaciones femeninas en la adolescencia dentro de un centro de menores – que da título al largo. Cinta, por tanto, que se adscribe a la actual corriente que retrata la identidad femenina desde diferentes espectros narrativos.
En ese sentido, el guionista y montador Fernando Franco ya aportó en 2013 una de las películas clave para el cine indie español: La herida, que, comandada por una sensacional Marian Álvarez, ejercía de base para todas las historias posteriores de empoderamiento femenino que han enriquecido nuestro cine.
El director sevillano, que se dio a conocer tras firmar la edición de Blancanieves (Pablo Berger, 2012), vuelve al Zinemaldia con La consagración de la primavera, coming-of-age que sigue los primeros días en Madrid de una joven estudiante que encontrará en la relación con una madre y un hijo con parálisis cerebral el asidero para sobrepasar la inadaptación.
Si los largos de Pilar Palomero y Fernando Franco se conciben como el tránsito a una consagración artística (y mediática), la inclusión de Jaime Rosales en la competición donostiarra, sin embargo, responde a una cuestión de prestigio para el certamen. Rosales es, junto a Pedro Almodóvar, Albert Serra y Oliver Laxe, el gran abanderado del cine de autor español a nivel internacional.
Esto explica su colaboración con la gran camarógrafa francesa Hélène Louvart en su último trabajo: Los girasoles silvestres. Interpretada por Anna Castillo, una de las actrices más importantes del momento. La película narra los primeros pasos en la adultez de una chica que se cuestionará cada decisión, cada relación; más si cabe, cuando se enamore de un joven conflictivo (Oriol Pla). La tradicional cuota de cine en euskera completa la selección en la competición del cine español.
En esta ocasión, es el debutante Mikel Gurrea el que luchará por la Concha de Oro con Suro, mirada a la compleja relación de una pareja con la naturaleza (y los alcornoques) como testigo. El cineasta natural de San Sebastián es una de las grandes promesas del cine de nuestro país. Y justo de promesas cumplidas irá un Zinemaldia lleno de atractivos y que se enmarca en una época de florecimiento que ojalá sea perenne durante mucho tiempo.
El antepenúltimo mohicano
Park City, Utah.
