Corren rumores en la escuela de que a los estudiantes de cine no les gusta ir al cine, que se conforman con haber ‘bajado’ a las profundidades de sus discos duros tal o cual película comentada o directamente obligada/olvidada en clase. Hemos escuchado también historias acerca de otros intentos o iniciativas de cine clubs o derivados que fracasaron por incomparecencia generalizada. Nada de eso ha hecho mella en un nutrido grupo de jóvenes cineastas que desde el Master de Dirección Cinematográfica ha decidido reunirse todos los viernes que sea posible en la misma escuela a la que acuden el resto de la semana con la extraña intención de seguir disfrutando el cine como acto colectivo, y que de paso nos brinda la excusa de conocernos un poco mejor unos a otros.
Inauguramos por tanto este 'Cine-club' o 'Cine Fórum', a falta de encontrar un nombre mejor, con una película única y esencial en la historia del cine. 'Sans soleil', de Chris Marker, se estrenó hace más de treinta años pero sigue arrojando luz sobre el cine presente y futuro. La obra entera de Chris Marker, cineasta total pero escurridizo, adquiere con el tiempo la dimensión de un planeta al que todo cineasta debería viajar al menos una vez en la vida. Se sabe de algunos que no han regresado de él, pues encontraron tantas riquezas y maravillas que decidieron quedarse a vivir allí, entre películas, juegos, textos, instalaciones, pantallas y montajes interactivos.
Fotograma de la película 'Sans Soleil'
Si elegimos 'Sans Soleil' en esta ocasión es porque quizá nos introduce en la esencia de Marker mejor cualquier otra de sus creaciones, porque representa su obra de madurez, piedra angular de todo su cine, porque no se nos ocurre una película más contemporánea y viva. Se trata de una película del siglo XXI hecha desde el siglo XX, una película que habla sobre la condensación del tiempo, sobre la ciencia-ficción, sobre la espiral del tiempo, sobre la reescritura de la memoria, sobre la imposibilidad de vivir dos veces sino es a través del cine, sobre el cine como arte total, sobre las miradas a cámara desaconsejadas en las escuelas, sobre las cosas que hacen latir el corazón con solo nombrarlas, como por ejemplo esta película para todos aquellos que volvemos a ella una y otra vez.
Cuando murió Chris Marker hace ahora más de dos años, escribí un breve texto en el que recuperaba estas palabras suyas que, hoy aquí, entre nosotros, me parecen más pertinentes si cabe:
'Nunca podrás hacer Lawrence de Arabia. Ni Andrei Rublev. Ni Vértigo. Pero poseemos los medios (y esto es algo nuevo) para una nueva forma de hacer cine, íntima y solitaria. El proceso de hacer películas en comunión con uno mismo, la forma en que trabaja un pintor o un escritor, ahora no solo tiene que ser experimental. El concepto de mi camarada Alexandre Astruc de la cámara como estilográfica era sólo una metáfora. En su época, el producto cinematográfico más humilde necesitaba un laboratorio, una sala de montaje y mucho dinero... Ahora, un joven cineasta necesita sólo una idea y un pequeño equipo para probarse a sí mismo'.
Este cine nos pertenece, en él nos encontraremos pues…
Jonás Trueba. Director de Programa del Master de Dirección Cinematográfica.