Lois Patiño nos presentó en TAI sus últimos trabajos grabados en distintas partes del mundo de, entre otras cosas, ficción experimental y videoinstalación multipantalla. Lois, a pesar de su juventud, ya ha recibido muchos premios, entre otros el de mejor director emergente en el festival de Locarno por su obra "Costa da morte"; el premio Especial Feroz (2015) y el premio especial del Jurado en Clermont-Ferrand (2014). Estudió cinematografía en TAI, a la par que psicología. Después se fue a Nueva York, donde pudo acercarse mas a las cámaras. Tras eso estudió Bellas Artes en Berlín, y un Master de creación en Barcelona. Después decidió que era el momento de empezar a trabajar en lo suyo. Pudo tomar ejemplo de sus padres, que eran pintores. Sus obras se fueron aproximando al arte contemporáneo. Mientras estudiaba psicología, hizo documentales de retratos a personajes, como él comentó en la master class, intentando buscar su voz, a sí mismo. La primera pieza que hizo le supuso una revelación. Trabajaba sobre todo con el paisaje, haciendo que la persona fuera una pequeña figura en el espacio, y descubre un concepto clave para él y su evolución: alejamientos en el paisaje. Esta primera pieza fue grabada en Marruecos. Vemos como unos personajes juegan al balón, y poco a poco va alejando la imagen, y los perdemos entre las montañas. Después tuvo su residencia artística en Islandia, donde trabajaba con su furgoneta, su trípode y su cámara. Su forma de grabar hacía que parecieran pinturas, haciendo planos fijos, captando el movimiento del paisaje y las distancias, y la manera de marcar los encuadres. Mediante uno de sus trabajos,"Na Vibracion", teniendo a la naturaleza como espectáculo y al personaje siendo figurativo y abstracto, llegó a otro concepto: la inmovilidad del cine contemplativo. Después da un salto en la cronología para mostrarnos "Montaña en sombra" grabado entre Islandia y el Pirineo francés, donde juega con los contrastes de la imagen y nos muestra una montaña nevada, cuyas sombras parecen manchas oscuras. La idea era captar a las personas en la mayor distancia posible. Otra técnica utilizada para conseguir movimiento y duración en el paisaje fue la deformación de las imágenes, usando, por ejemplo vaselina, con distintos planos superpuestos. 
En su trabajo “Estratos de la imagen” quiso desvincular el color de la materia, y usó una frase de D’Annunzio: “Los colores son el esfuerzo de la materia para transformarse en luz”. Para ello, separando las tres capas de color (azul, verde y rojo) y después con su mezcla, dotando, por ejemplo a una catarata, de una explosión multicolor cambiante. Viajó a Galicia dónde hizo un largometraje documental experimental, “Costa da Morte” llamado así por los numerosos naufragios habidos entre sus rocas y temporales. Aquí oímos diálogos de personajes en la distancia, proporcionándonos contraste entre el paisaje y sus vidas, mezcladas con las leyendas de este pueblo. Otra de sus obras fue “Noches y distancias”, filmada en la frontera de Portugal, y grabada en negativo, durante el día. Quería contar la relación de la historia y el paisaje, y para ello recorrió la frontera entera. 
Por último, recordar el rodaje de “Fajr” que significa amanecer. Aquí muestra la luminosidad antes de que aparezca la luz, y como esa figura realiza el cántico para llamar a la mañana en pleno desierto, espacio mítico de retiro espiritual de los ermitaños. Está grabada en blanco y negro y provoca una reflexión sobre el cosmos, el éxtasis y la desaparición del todo, fundiendo finalmente el mar con el desierto.
Michele Dimitresco
