Chris Elliott, profesor asociado y jefe del Departamento de Cinematografía y Medios en la London South Bank University en la School of Arts and Creative Industries impartió workshops sobre los códigos del lenguaje del cine y el análisis entre el sonido, la música y la imágen dentro del propio cine, además de tener tutorías individuales con algunos de los estudiantes para aconsejarles en su trabajo. Unas actividades desarrolladas gracias al programa Erasmus de intercambio de profesores y al acuerdo de colaboración entre LSBU y TAI. Dos de los alumnos asistentes nos han relatado su experiencia en los dos talleres.
‘Screen Strategies’
Chris Elliot llegó puntual y con todo planeado al milímetro. Sin duda, es algo necesario si te propones desarrollar el temario de todo un año de Master en dos clases de 3 horas. Yo, por mi parte, llegué tarde y con todo desordenado. Pero, por suerte, esto no va sobre mí.
Chris Elliot, profesor de la London South Bank University, había planteado un taller bajo el nombre de “Screen Strategies” en el que explicaría algunos de los elementos más importantes de la gramática audiovisual como el montaje, el sonido, el valor de los planos o el movimiento interno. Para ello, presentó una gran variedad de ejemplos ilustrativos de distintas épocas y países. Gracias a ello, descubrimos que “El Evangelio según San Mateo” de Pasolini y “La semilla del diablo” tienen más en común de lo que uno podría imaginar a simple vista.
Aunque el temario era de gran interés, creo que al final de las clases todos estuvimos de acuerdo en que el gran valor didáctico del taller estuvo en esos ejemplos y en los diálogos (en un perfecto spanglish) que surgían a raíz de ellos. Una secuencia de “Juego de Tronos” abrió toda una discusión sobre el uso del fuera de campo y las diferencias (o no) entre el lenguaje televisivo y el cinematográfico. Tuvimos la oportunidad de descubrir nuevas películas que apuntar a nuestra infinita lista de “para ver”, como “Amenaza en la sombra”, cuyos primeros minutos no dejaron frío a nadie, o la poética “Dublineses” (también conocida como “Los muertos” de John Houston, un recordatorio de que la Voz en off puede ser maravillosa cuando es usada por un verdadero maestro y de que sí se puede adaptar a James Joyce).
En definitiva, fue una nueva ocasión de recordar que el cine es un medio increíble con cientos de posibilidades por explorar.
Jorge Moratal Romeu Alumno del Grado en Cinematografía, especialidad Guión
'Film music and soundtrack analysis'
El pasado 21 de diciembre, Chris Elliot, responsable del área de cine en la London South Bank University, impartió unos workshop en la Escuela TAI sobre la música y las bandas sonoras en el cine.
En un principio, Elliot se centró en la parte más teórica. Introdujo aquello de lo que se iba a hablar durante el workshop y nos planteó una serie de conceptos técnicos básicos para asegurar una buena comunicación entre cineasta y músico. Posteriormente pasamos a la parte práctica, Elliot iba proyectando distintos clips de películas y preguntándonos qué nos transmitían, cómo esas imágenes y esa música se complementaban creando nuevos significados.
Después del descanso y de esa sesión introductoria de la mañana, vino lo que para mí fue la parte más interesante. Esta vez íbamos a participar activamente en la creación de algo. Elliot nos propuso lo siguiente, él reproducía una pieza musical y nosotros en un papel teníamos que dibujar lo que ésta nos transmitía. Una vez hubo terminado la pieza, cada uno expuso lo que había dibujado explicando por qué. Fue enriquecedor ver como una misma música transmite tantas cosas distintas a diferentes personas; cada dibujo tenía algo que lo caracterizaba y a la vez todos tenían algo en común. Hicimos otro ejercicio similar de escucha con una pieza distinta de una película, pero esta vez teníamos que decir qué rodaríamos nosotros.
Como alumna de cine, el workshop me ayudó a comprender la importancia de la música, pero, sobre todo, la importancia de la comunicación con los compositores. Es importante conocer los términos adecuados y tener cierto bagaje musical ya que la música también es un instrumento a la hora de contar cosas. Hay que probar, no tener miedo a equivocarse. Como en el montaje y el guion, probablemente la primera versión de una pieza no será la mejor ni encajará al cien por cien; entonces, si sabes cómo transmitir esa idea de tu cabeza al compositor, la obra audiovisual se verá complementada con la música y transmitirá mejor eso que se quiere contar.
Margalida Adrover Cabot Alumna del Grado en Cinematografía, especialidad Dirección
