Habíamos hablado sobre que la idea era la base de un guion, la materia prima de la que partimos. Pues bien, si la idea para un guion es el esperma, la estructura es el óvulo. Ideas tenemos muchas, y como espermatozoides, sobrevivirá una (dos a lo sumo que se convertirán en mellizos) y la historia empezará a ovular con ella. Con la estructura del guión, vamos a poner los pilares de este.
Al partir de la idea que va a convertirse en historia aún estamos pensando en términos globales. La estructura narrativa está condicionada por la idea. En cuanto atravesamos esa fase de idea a estructura, ese pensamiento general es sustituido por otro tipo de pensamiento, ya que empezamos a pensar en tramas que van a condicionar una trama general, que es lo que ocurre en el guion, empezamos a pensar en secuencias, escenas, incluso en planos.
La estructura clásica de un guion es bien conocida (planteamiento, nudo, desenlace). Yo incluyo unas cuantas fases más para tener un esqueleto más flexible y muchos más puntos donde agarrarnos en caso de que estemos perdidos:
- Planteamiento.
- Desarrollo.
- Conflicto.
- Catástrofe.
- Peripecia.
- Desenlace.
- Resolución.
Todos estos puntos se recogen en tres actos. El primero abarca el planteamiento; el segundo termina con la peripecia; y el tercero recoge el desenlace y la resolución. El final de cada uno de esos actos coincide con un punto de giro que hace evolucionar la historia y renueva el interés por la misma. Si una película os parece un coñazo, es en parte porque esos puntos de giro tardan demasiado en llegar o simplemente son una mierda.
El primer punto de giro complica la historia y tiene crear una espectativa. El segundo punto de giro ajusta la historia para resolverla, y debería satisfacer esas espectativas generadas en el primero.
Esto es la clásica estructura de un guion, y aunque estos puntos son necesarios, a nivel de trama puede haber muchos más.
_Aitor Vaquerizo