Componer una canción desde cero puede parecer una tarea imposible, aunque con estos pasos para mezclar audio todo es posible
Podemos definir la mezcla de audio como un proceso en el que el usuario manipula pistas para combinarlas y crear una canción.
La mezcla requiere práctica, no es nada común coger un programa por primera vez y componer una canción perfecta sin problemas. Al igual que no es común sentarse por primera vez en frente de un piano y tocarlo a la perfección.
Una de las cosas más importantes antes de comenzar a mezclar es escoger el programa o DAW (Digital Audio Workstation). Esto depende de las necesidades como artista y del equipo. Algunos de los más utilizados son: Pro Tools, Logic, Ableton Live, Studio One, Bitwig o Adobe Audition. Lo mejor es familiarizarse con el programa escogido para poder navegar por él de manera más eficiente.
Otra de las cosas necesarias para mezclar es tener un mínimo de oído musical, esa capacidad de escuchar y comprender música de manera interna. Digamos que no es algo físico, sino psicológico.
Ajustes de pre-mezcla
El primer paso para mezclar es la preparación, no solo en el programa, sino que el propio artista tiene que tener una idea estructurada previamente. Una organización consistente y repetible, ayudará a ser mucho más eficiente a la hora de mezclar. Cuando se comienza en este mundo lo más factible es comenzar con una plantilla, casi todos los programas incluyen algunas de diferentes géneros musicales.
Nombrar las pistas
Tanto en las plantillas por defecto, como en las creadas de forma personalizada, es importante renombrar las pistas correctamente. Evitar nombres genéricos como “pista 35”, facilitará la tarea de encontrar las grabaciones en nuestra sesión de una forma mucho más rápida. Es decir, si grabamos un piano, es más aconsejable denominar las pistas con el nombre del instrumento.
Categorización
Ya sea por colores o por nombre, es importante ir agrupando las pistas por categorías. Por ejemplo: si hay tres pistas de voz (voz principal, segunda voz y coro), cada una bien nombrada, se agrupan en la categoría “voces”. En el caso de que haya varias guitarras se agrupan en la categoría “guitarras”. Es recomendable hacerlo por colores, ya que resulta mucho más visual. Además, usando siempre los mismos colores por categorías, el trabajo será mucho más sencillo, ya que se tendrá siempre esa referencia visual independientemente del proyecto en el que se esté trabajando.
La base de la mezcla
Es el momento de entrar en lo divertido, de comenzar a jugar con las pistas y plugins. Paciencia, antes de eso hay que balancear sonidos para que todo suene más unificado, y mantener una buena estructura de ganancia facilitará el trabajo en procesos posteriores
La mezcla estática se consigue de acuerdo a tres reglas: usar solamente atenuador de volumen, posicionamiento de paneo y no utilizar plugins. Esta es la ocasión de jugar y familiarizarse con la producción y los sonidos, así la mezcla irá cobrando forma.
Procesar y limpiar el audio
Probablemente en este punto se hayan identificado algunos fallos o problemas, además de haber averiguado la línea que encaminará la canción. Es el momento de usar los plugins. En este caso, los mejores amigos de un músico son: el ecualizador, el compresor y algunos efectos como el reverb. El objetivo es corregir problemas que puedan perjudicar nuestra mezcla.
Por ejemplo, la EQ sustractiva permite eliminar frecuencias no deseadas, o que generan problemas de enmascaramiento; es decir, que opacan a las frecuencias que deberían destacar en la mezcla.
La magia de la mezcla
Ahora es cuando se va creando poco a poco la magia de la mezcla y donde se invierte más tiempo. Si tenemos un proyecto con muchas pistas, es preferible utilizar buses y canales auxiliares, bien ordenados. Esto permite aprovechar los recursos de nuestro ordenador, y conseguir mezclas más naturales. Por supuesto, no debemos dejar de experimentar en este punto. Hay muchas formas de mezclar audio, y cada artista tiene su método, pero es muy importante utilizar pistas de referencia que ayuden a pulir y alcanzar los niveles adecuados en nuestros trabajos.
La práctica y escucha constante ayudarán a encontrar y desarrollar una visión más personal como productor musical, pero no debemos olvidar que si la materia prima con la que se trabaja es buena, será más fácil conseguir excelentes resultados.