Artistas invitados Isabel Coixet

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Artistas invitados Isabel Coixet

Isabel Coixet

Me gusta que la película cambie cada día, que sea algo vivo.

Cineasta

“Mi tema es la soledad: cómo la vivimos, cómo la combatimos, cómo nos marca”

“El mundo es ancho”, nos dice Isabel Coixet, y ponerle límites en lo creativo no es una opción para ella. Mucho menos si se trata de cine. Por eso ha dirigido películas en español, en inglés y en francés. Coixet utiliza indistintamente los idiomas que conoce, porque ella se expresa en el lenguaje universal del cine. Y tan bien lo controla que ha sido reconocida con el Premio Nacional de Cinematografía 2020.

Con una carrera jalonada de películas, premios y creatividad, Coixet ha pasado por la Escuela Universitaria de Artes TAI para describirnos sus dinámicas de rodaje, los secretos de su trayectoria y ofrecer una serie de sugerencias para los jóvenes artistas basadas en su experiencia.

Su primer contacto con el mundo de la creación audiovisual llegó un poco de casualidad, ya que “vengo de una familia donde no había ninguna vinculación con el cine”, nos cuenta. “De niña me regalaron una cámara Súper 8 y comencé a hacer cortos domésticos”. Y desde esa cámara y con ese entusiasmo infantil, Isabel comenzó a desarrollar su creatividad.

“Por esas cosas del destino empecé a trabajar como creativa en una agencia de publicidad”, recuerda. “La agencia tenía una productora y comencé a ver rodajes, a estudiar cómo iluminaban algunos de los grandes directores de fotografía, a ver cómo se hacían las cosas, cómo se montaban, cómo se ponían en escena”, señala.

ÉXITO DESDE LA HONESTIDAD

Tenacidad y honestidad consigo misma, estos conceptos definen dos de los valores en los que ha sustentado su trayectoria y que ha recomendado seguir a los jóvenes artistas de TAI: “Yo siempre hago lo que creo que tengo que hacer”, comenta. “Tal y como soy creo que es un verdadero milagro que haya hecho tantas películas”, asevera.

“En este sentido, sí que puedo decir que he tenido cierto éxito. A veces esa cabezonería y esa especie de defensa de una libertad a cualquier precio me ha hecho no hacer ciertas cosas o realizar otras cosas que no se han entendido bien”, confiesa. “Pero también se aprende a prescindir de la opinión de los demás. Antes me dolían más las cosas. Ahora me irritan, pero no me duelen. Eso para mí es un gran éxito”, admite.

“Yo podría haber optado por hacer comedias comerciales en Hollywood, que me ofrecieron unas cuantas”, comenta. “Pero desde pequeña he sentido la tendencia de elegir el camino peligroso y con curvas. Creo que es algo innato, busco la dificultad, y a veces me paso”, señala. “Mi vida podía ser un poco más fácil. Pero la cabra tira al monte… y mi monte es escarpado”.

Isabel Coixet ha confesado a los jóvenes artistas de TAI añorar haber formado parte de una escuela de cine en sus comienzos: “Yo nunca fui a una escuela de cine y una de las cosas que se echan de menos es tener gente con quien compartir puntos de vista, historias, cosas que me gustaría contar”.

Y anima a vivir con entusiasmo, a degustar los primeros pasos en el mundo del cine: “Ser un joven cineasta es la cosa más divertida que puedes ser en este momento en el mundo”, indica. “Estar a punto de aprender todas las herramientas que te permitirán contar historias debe de ser una experiencia genial”.

¿Algunos consejos para los jóvenes artistas que estudian en TAI? “Consejos hay pocos: que no pongáis vuestro propio dinero en vuestras películas, que no hagáis caso de los críticos”, advierte. Pero por encima de todo una sugerencia: “sobre todo, contad historias que estén cerca de quienes sois, no de quienes querríais ser”.

UN CINE ABIERTO A LA PARTICIPACIÓN DEL ESPECTADOR

Porque esa es una parte fundamental en la obra de Coixet, que el público tenga una implicación activa en sus películas. En ese sentido, asegura que su concepto cinematográfico ha ido evolucionando. “Cada vez me apetece más dejar cabos sueltos en mis películas” confiesa.

“Antes estaba muy preocupada de que todo cerrara. Ahora, partiendo de mi experiencia como espectador, me gusta quedarme pensando en la película y que la película cambie al día siguiente, que sea algo vivo”. Y esto tiene mucho que ver con su experiencia como espectadora. “Hay veces que, cuando observo que el guionista y el mismo director están hablando de sí mismos por boca de un personaje, yo desconecto”, señala

En su charla con el alumnado de TAI han surgido varias preguntas sobre la materia de sus creaciones. ¿Existe algún tema que sobrevuele en su filmografía? Coixet apunta uno: “Al final, más que el amor es la soledad, cómo la vivimos, cómo la combatimos, cómo nos marca”, reflexiona. “Esa sensación de nacer solo y morir solo y que lo que vivimos en medio es una especie de fugaces compañías es mi tema. Más que el amor”, observa.

Pero la larga trayectoria de la directora barcelonesa no se queda en la ficción, sino que también se ha mostrado incisiva analizando la actualidad, dirigiendo documentales sobre temas muy diversos y sensibles como la coyuntura en el Chad o la situación del juez español Baltasar Garzón. “Cuando hago un documental yo busco saber”, nos relata. “De momento han sido creaciones muy puntuales. Por ejemplo, cuando hice el del Chad observaba que la memoria de las víctimas se estaba borrando. Cuando rodé el de Baltasar Garzón fue en un momento en el que se estaba tratando de barrerlo de la judicatura y creo que existía una trayectoria jurídica que había que respetar”, explica.

COIXET Y LA MUJER

Las protagonistas femeninas del cine de Coixet resaltan por su naturalidad, son mujeres de todas las edades, que no tienen por qué responder al canon de belleza que aparece en otras muchas cinematografías. “Para mí es algo natural. Al final, cada director saca a la gente que de alguna manera le parece atractiva, aunque no coincidan con los cánones de belleza”. manifiesta. “Yo veo a algunas actrices y digo, lo mismo es buena, pero hay algo que no me creo”. Una cosa en ese sentido tiene clara: “Nunca he sacrificado algo que yo quería en aras de que fuera comercial”.

Por otro lado, Isabel Coixet se confiesa hastiada del concepto del cine de mujeres. “Yo lo llevo con un cansancio tremendo. Aunque es cierto que, a la vez, potenciar el concepto de mirada femenina es importante, porque somos la mitad del mundo y sin nosotras, la mirada del mundo no está completa”, señala.

Pero, más allá de esta reivindicación, pone el acento en la necesidad de que se reconozca el papel del autor, sea o no mujer. “Es importante defender tu visión, porque no solo eres una mujer cineasta, sino tú misma. Ahí es donde entra el rol de autor”, defiende.” Todo es delicado, pero al final te acostumbras, creo que cada vez está más diluido y el gueto donde a veces nos meten cuenta con una barrera que creo que pronto se disolverá”, indica.

UNA FORMA PARTICULAR DE RODAJE

Para Isabel Coixet, estar en primera línea es esencial. Con la comunidad TAI ha compartido que es ella misma la operadora de cámara en las películas que dirige: “Soy la operadora de mis películas siempre. En todas las ocasiones he mantenido una relación muy fluida con la gente de foto e iluminación. Siempre he pensado que me podría ganar la vida como operadora de otros directores”, confiesa. Las razones son sencillas: pragmatismo y diversión. “Sobre todo lo hago porque en el monitor no veo nada y, además, me parece mucho más divertido. Me gusta empezar a ensayar con la cámara. Creo que cada director tiene que encontrar su manera”.

Precisamente, huir del aburrimiento determina también su forma de rodar. Isabel Coixet escapa de los rodajes eternos. “Es que me aburro mucho si hago muchas tomas”, explica. “Además, creo que cuando ocurre que en la tercera toma no está todo correcto, hay algo en tu planteamiento que no está bien”.

Para ello se rodea siempre en los rodajes de gente de confianza, aunque no tiene por qué repetir el equipo con el que trabaja. “Hay mucha gente con la que quiero trabajar y en cuanto puedo lo hago. Hay muchas personas que me caen bien y hacen las cosas muy bien y realmente es difícil trabajar con todas”. Isabel tiene muy claro qué es lo que quiere de la gente con la que colabora: “Yo quiero trabajar con gente simpática, con la que te puedas tomar algo, que se tome su trabajo en serio, pero no a sí mismo”.

Lo que tiene muy claro es que prefiere dirigir sus propios guiones. “Yo sé que puedo dirigir el guion de otra persona y, sin embargo, me siento más cómoda dirigiendo mis cosas, mis guiones, sean originales o adaptaciones. Nieva en Benidorm es un guion original, pero, por ejemplo, La librería era una adaptación. Yo respeto mucho a los guionistas y al dirigir el guion de otro existe una servidumbre que no acabo de ver”, explica.

También ha profundizado en las dificultades de la producción y la admiración que le despierta esta labor: “Admiro mucho a los productores, porque entiendo que es muy difícil. Se trata de vender el producto con festivales, agentes de ventas internacionales. Es complicadísimo”.

Son muchos los aspectos que hay que controlar para un productor. “Los productores tienen mucho por hacer y mucho que mover que a mí se me escapa, sobre todo en España. Hay que hacer tales equilibrios entre el ministerio, las teles… Me lo cuentan y no acabo de entenderlo”.

Y para concluir, nada mejor que destacar esa película que recuerda con mayor cariño. Siempre es difícil para una cineasta elegir, pero Isabel Coixet apuesta por Cosas que nunca te dije. ¿Por qué? “Fue una película que fui arrastrando y escribiendo durante mucho tiempo y que pasó por todos los productores y distribuidores de España y nadie la veía”, recuerda. Además, “es una película en la que aparecen esas cosas que ya no existen como las cabinas de teléfonos. Además, en aquel momento a la gente le pareció un poco ‘marcianada’ que rodásemos la película en inglés”, asevera.

Especialidad

Cineasta

Biografía

Isabel Coixet nació en San Adrián de Besós en 1960. Y muy pronto, con la Súper 8 que le regalaron por su comunión, empezó a rodar sus primeros cortos. Tras trabajar en una agencia de publicidad, rueda su primer largometraje, del que también es guionista, en 1988. Su título: Demasiado viejo para morir joven. Con él fue candidata al premio Goya a la mejor dirección novel.

Fue ocho años después cuando su cine llegó al gran público y recogió las primeras alabanzas de la crítica. Fue gracias a un drama intenso y atrevido, rodado en inglés, y protagonizado por los actores estadounidenses Lily Taylor y Andrew McCarthy. Con Cosas que nunca te dije, Isabel Coixet estuvo nominada de nuevo a los Goya, esta vez al mejor guion original y recibió prestigiosos premios como el Sant Jordi a la mejor película española o el Fotogramas de Plata a la mejor película. El Círculo de Escritores Cinematográficos la galardonó con el reconocimiento a mejor guion del año.

Con una trayectoria en permanente crecimiento, en 2003 volvió a utilizar el inglés y a actores conocidos internacionalmente para dar forma a su trabajo de mayor éxito hasta entonces, Mi vida sin mí. En este emotivo largometraje, Sarah Polley interpretaba a una mujer a la que descubren una enfermedad terminal que decide hacer una lista con las cosas que quiere hacer antes de morir y dejar todo preparado para la vida de familia cuando ella haya fallecido. Tras varias nominaciones, Coixet pudo por fin recibir un premio Goya, en esta ocasión al mejor guion adaptado. También fue galardonada en los premios Sant Jordi y en los del Círculo de Escritores Cinematográficos.

Dos años después, repitió con Sarah Polley como protagonista en La vida secreta de las palabras, con un reparto internacional con actores como Tim Robbins o Javier Cámara. La cinta cuenta la historia de una joven solitaria (Sarah Polley) que consigue un trabajo como enfermera en una plataforma petrolífera en alta mar y que deberá cuidar a un trabajador que ha perdido la visión tras un accidente. La vida secreta de las palabras fue la gran triunfadora en la 20 edición de los Premios Goya, consiguiendo cuatro premios, entre ellos a mejor película y mejor dirección.

En 2008 dirigió a dos grandes estrellas internacionales como Penélope Cruz y Ben Kingsley en Elegy, la historia del romance entre un veterano profesor universitario y una joven estudiante. Elegy fue presentada en la Berlinale y sus dos protagonistas recogieron varios galardones por sus interpretaciones.

Y del Festival de Cine de Berlín, un año después, el cine de Coixet llegó a Cannes con Mapas de los sonidos de Tokio, que compitió por la Palma de Oro en la 62 edición del Festival. La actriz japonesa Rinko Kikuchi y el español Sergi López fueron sus protagonistas.

En el año 2014, Ayer no termina nunca, con dirección y guion de Isabel Coixet, se convirtió en la gran triunfadora del Festival de Málaga, donde consiguió cuatro Biznagas de plata. Un intento drama, producido también por Coixet, y en el que destacó sobre todo el trabajo de los dos protagonistas, Javier Cámara y Candela Peña.
En 2015 inaugura el Festival de Cine de Berlín con Nadie quiere la noche, producción entre España, Francia y Bulgaria protagonizada por Juliette Binoche y Rinko Kikuchi.

En 2017 estrena una versión cinematográfica de la novela de Penelope Fitzgerald La librería. El guion, adaptado por la propia Coixet, recibió el premio a la mejor adaptación literaria en la Feria del Libro de Fráncfort. La película consiguió más de tres millones de euros en taquilla en España, siendo una de las sensaciones del año. Una acogida positiva por parte del público que coincidió con la recepción de la crítica, siendo nominada a doce premios Goya, de los cuales recibió tres, entre ellos a la mejor dirección. Isabel Coixet se convertía en la primera mujer en recibir dos premios Goya a la mejor dirección.

Elisa y Marcela (2019) cuenta la historia del primer matrimonio homosexual registrado en España, en 1901. Producida por Netflix, supuso la primera colaboración de la cineasta con la plataforma de streaming. A finales de ese mismo año, Isabel Coixet estrenó la primera ficción española en HBO, Foodie Love. Coixet dirigió y guionizó los ocho episodios de esta comedia en la que el amor y la gastronomía forman una suculenta dupla

A finales de 2020 estrenó Nieva en Benidorm, película que presentó en TAI, protagonizada por Timothy Spall y Saraita Choudhury.

La prolijidad de Coixet no solo ha centrado su trayectoria en la ficción. Isabel Coixet también se ha mostrado interesada por profundizar en los temas más actuales. Escuchando al juez Garzón o Marea blanca, rodado 10 años después del desastre del Prestige son buen ejemplo de ello. En 2014 rodó Talking about Rose. Prisoner of Hissène Habré, narrado por Juliette Binoche y que da la voz a las víctimas de la terrible dictadura en el Chad y que destacaba el esfuerzo de dichas víctimas por llevar al ex dictador del país ante la justicia.

Su versatilidad se constata también en otros proyectos, siempre relacionados con las artes visuales, pero no específicamente con la industria cinematográfica. En la Exposición Universal de Shanghái de 2010 fue la encargada de desarrollar el contenido de una de las tres salas del pabellón español de la muestra. También fue la directora del proyecto Spain in a day que recogía las grabaciones domésticas enviadas por miles de españoles para intentar documentar la realidad del país durante un solo día.

PREMIO NACIONAL DE CINEMATOGRAFÍA

Isabel Coixet recibió el Premio Nacional de Cinematografía 2020 como reconocimiento “a una trayectoria de más de tres décadas caracterizada por abrir nuevos caminos en el cine español”.

El premio es otorgado por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), organismo adscrito al Ministerio de Cultura y Deporte, El jurado destacó que Coixet “es una cineasta que destaca por su libertad para elegir temas, su valentía para asumir riesgos, su inconformismo, su versatilidad y la proyección internacional de su trabajo. Su apoyo a una nueva generación de cineastas, su compromiso con la igualdad y las causas sociales, la convierten en un estímulo y referente imprescindible”.

El jurado concluyó su argumentación con una tesis contundente: “El cine español no sería el mismo sin el cine de Isabel Coixet”.

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