Este martes tuvimos la gran suerte de poder acudir de oyentes a la Master Class propuesta por el jovencísimo compositor Lucas Vidal en el marco de actividades que la Escuela TAI llevaba a cabo en la semana de la Madrid Premiere Week.
Si algo está claro tanto en sus palabras como en su propia historia, es que el esfuerzo y creer en sus posibilidades le han hecho cumplir sus expectativas y romper con todos los escepticismos, para abrirse un hueco en una industria que muchos tachan de imposible.
Lucas nos transmitió la colaboración como actitud indispensable para lograr cualquier objetivo. Lo ejemplificaba contándonos cómo en su periodo de estudiante, tener ganas, confianza, energía positiva, desparpajo y rica pizza que ofrecer, le ayudó a conocer a muchos músicos de su entorno que fueron colaborando con él y aportando baldosas en su camino hacia grandes retos como entrar en la industria del cine.
También, la disposición y el mostrar interés por participar en proyectos de otras personas aportan experiencia, expansión y contactos que pueden ser muy importantes en determinados momentos de toda carrera profesional.
Como segundo ingrediente, la magia sólo se consigue con el trabajo duro. Lucas hizo especial hincapié en la importancia que tiene para un compositor, la lectura regular de todo tipo de partituras, analizando la música y sacando la esencia de los recursos usados por los grandes maestros, así como interesarse por saber qué ocurre en las músicas que más nos gustan y llaman nuestra atención.
"Nunca sabes al lado de quién puedes estar sentado. Saber sacarles una sonrisa a las personas de tu ámbito puede ser clave para el desarrollo personal y laboral".
Asentados estos conceptos fundamentales, trabajar para cine supone tener además unas ideas y procedimientos básicos.
Lucas Vidal nos contaba cómo la búsqueda de un primer tema simple, basado en algunas pocas notas, puede aprovecharse al máximo, hasta el punto de que de esas pocas notas, puedas llegar a desarrollar una sinfonía.
No consiste en hacer muchas músicas distintas para cada escena, sino en encontrar un núcleo central del que partir para llevar a cabo toda una serie de ideas, e irse adaptando así, a las necesidades de cada escena.
La importancia del “tempo” es fundamental a la hora de decidir la musicalización de cada acción que se desarrolle en la película. Es el primer elemento a tener en cuenta, pues es el mayor apoyo para la imagen. Acción y tempo deben ir de la mano para lograr una función común, visual y musicalmente.
Conseguir que las demos que muestres de tu trabajo sean lo más fieles posible a la realidad, es otro elemento fundamental para que una banda sonora funcione. Es por esto, Lucas nos recomendaba invertir en buenas bibliotecas de sonido.
Además de todas estas recomendaciones, y a modo personal, he de decir que me ha resultado muy útil e interesante tener el ejemplo de un compositor tan joven, que puede contarnos tan de primera mano el proceso llevado a cabo para lograr hacerse un hueco en la industria de las bandas sonoras. Más aún tratándose de un perfil como el suyo, en el que, con no más que el apoyo de su familia y la confianza en sí mismo, ha logrado convencer a grandes directores y trabajar para grandes producciones.
Creo que es todo un ejemplo a seguir, especialmente para los alumnos que cursamos el Grado en Composición de Músicas Contemporáneas.
Por Travis Birds.
Alumna del Grado en Composición de Músicas Contemporáneas.
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