Gustavo Santaolalla y estudiantes TAI presentan «Imágenes Sonoras de Madrid»

La ciudad de Madrid no solo se ve: se escucha. Sus plazas, mercados y estaciones tienen una musicalidad propia, casi invisible, que se escapa entre el ruido cotidiano. Justo ahí nace Imágenes Sonoras de Madrid, un proyecto artístico que une al legendario músico y compositor Gustavo Santaolalla con más de 30 estudiantes de la Escuela Universitaria de Artes TAI, en una colaboración única con Madrid Film Office.
Gustavo Santaolalla: el arte de escuchar
Pocos artistas han definido el paisaje sonoro del cine como Gustavo Santaolalla. Compositor, productor y músico argentino, es una figura clave de la música y el cine contemporáneos. Ganador de dos premios Oscar por Brokeback Mountain y Babel, ha producido a artistas como Café Tacvba y Juanes, y es autor de bandas sonoras como The Motorcycle Diaries y The Last of Us.
En este proyecto, Santaolalla no solo compone: acompaña, inspira, y guía a los estudiantes en una búsqueda artística que pone al sonido en el centro de la creación audiovisual.
Cuando comencé la relación con los estudiantes mi intención no era enseñarles nada, sino compartir y trabajar con la premisa de que un proyecto es bueno cuando lo terminas y todos se van aprendiendo algo nuevo.
Un taller inmersivo con más de 30 estudiantes
Durante varias semanas, más de 30 estudiantes de composición, dirección, sonido y guion participaron en un taller inmersivo que los llevó a explorar la ciudad como nunca antes. Bajo la mentoría de Santaolalla, capturaron la esencia de Madrid desde una escucha profunda, creando cuatro piezas audiovisuales que resignifican espacios emblemáticos a través de la experiencia sonora.
Este proyecto me ha dado la oportunidad de pasar tiempo aquí, en Madrid, acompañado de gente joven. Era ambicioso, pues hay muchos lugares que pueden representar esta ciudad hermosa.
Del Retiro al metro: Madrid como partitura
El proyecto plantea una convivencia constante entre imagen y sonido, donde cada toma ha implicado la captura simultánea de ambos. Se seleccionaron cuatro lugares representativos de Madrid para registrar su identidad sonora y visual. Los escenarios del proyecto no fueron elegidos al azar.
Puedes ver los cortometrajes aquí:
- El Mercado de la Cebada
- El Parque del Retiro
- La arquitectura interior de CentroCentro
- La icónica estación de metro de Gran Vía
La combinación de imagen y sonido permite experimentar estos lugares de una manera nueva, casi poética, donde lo cotidiano se transforma en una obra artística sensorial.
Hay una parte muy fuerte de mi identidad que es española. Mi abuelo era andaluz y mi abuela era vasca. He sentido, sobre todo en los últimos años, una especie de deuda personal con España. Sentí la necesidad y siento la necesidad de acercarme al comienzo de mi raíz, y Madrid es siempre el lugar a donde quiero volver.
Un protocolo en tres fases
1. Paisaje sonoro
En la primera fase, se capturó el paisaje sonoro general de cada sitio, acompañado de planos panorámicos. Se buscó preservar la identidad del lugar y su atmósfera, grabando en distintos momentos del día para mostrar su evolución sonora y visual.
2. Elementos particulares
Luego, se identificaron objetos, personas o sonidos específicos —como pasos, voces, animales, mecanismos— que fueron registrados en primeros planos. El músico escuchó como si viera, el director miró como si oyera, y el guionista articuló una narrativa con todos estos elementos.
3. Composición final
Finalmente, se seleccionó un fragmento entre 2 y 8 minutos del material capturado como base para construir la pieza. Algunos equipos incorporaron música original; otros trabajaron únicamente con el sonido registrado en campo. Se respetó siempre una regla clave: todo lo que se escuchaba debía verse, y todo lo que se veía debía oírse en algún momento.
El observador modifica lo observado, la contemplación permite reinterpretar un lugar a partir del sonido con una partitura musical. No es lo mismo pasar por un lugar que sentarse a observar. Para tratar de explicar esta dinámica me gusta usar la expresión “el oído que mira y el ojo que escucha”.
Una obra, no un spot
Cada pieza creada es una manifestación artística, no un producto turístico. Los lugares fueron interpretados desde la emoción, la memoria y la atención plena. La estética de cada cortometraje es libre: desde lo documental hasta lo onírico, desde lo natural hasta lo intervenido. Imágenes Sonoras de Madrid es, por encima de todo, un trabajo en equipo, una escucha colectiva, una mirada compartida. Ha resignificado lo cotidiano para convertirlo en arte.
En este proyecto se ha trabajado con los sonidos ambiente y eso ha sido una parte muy importante de la composición: sonidos acompañados de imágenes e imágenes acompañados de sonidos.
Una ciudad que se revela al escucharla
Imágenes Sonoras de Madrid invita al espectador a recorrer la ciudad con nuevos oídos: a experimentar los sonidos en el propio espacio o a sumergirse en la obra audiovisual que recoge esta travesía sensorial por la memoria viva de Madrid. El resultado son obras que no necesitan diálogos: el relato lo construye el sonido. Madrid se convierte así en protagonista emocional, y no en un simple decorado. A través de estas piezas, es posible redescubrirla con otros sentidos: verla con los oídos. Además, el proyecto propone dos formas de experimentarlo: Escuchando los audios directamente mientras se visita cada lugar. O sumergiéndose en las piezas audiovisuales desde cualquier lugar del mundo.

Mi amor por John Cage y Murray Schafer, que inventó el concepto soundscape (paisaje sonoro), hizo que me decantara por la posibilidad de ir a algún lugar con un par de micrófonos y rescatar la esencia del mismo a través de sus sonidos.

Un paso más allá del aula
Imágenes Sonoras de Madrid es más que un ejercicio académico: es una experiencia real de creación colectiva, una conexión directa con el mundo profesional y artístico. Este tipo de iniciativas, que vinculan a estudiantes con referentes internacionales, consolidan el compromiso de TAI con una educación artística viva, experimental y conectada con el presente. Puedes visitar la exposición en la Escuela Universitaria de Artes TAI (C/Recoletos, 22, Madrid) o conocer más sobre la ruta descargando aquí el folleto de Madrid Film Office. Si quieres ver cómo se gestó este proyecto, puedes ver aquí el making of.