Este viernes llega a la cartelera «Mi pequeño mundo», un retrato inmersivo sobre lo que significa adaptarse a una nueva realidad (y sus horrores) siendo un niño. Un filme que nos descubre un nuevo talento en la dirección: la belga Laura Wandel
El cine, para la joven directora belga Laura Wandel (Bruselas, 1984), es un acto de resistencia. Siete años tardó en guionizar, planificar, rodar y posproducir su debut en el largometraje, Mi pequeño mundo (Un Monde, 2021), una de las grandes óperas primas que nos dejó el pasado año, que llega este fin de semana a la cartelera española. La trayectoria de esta cineasta bruselense es un calco de la de otros homólogos: una larga etapa formativa unida a un período de experimentación y madurez abordando el pequeño formato. Todo para desembocar en la gran aspiración de cualquier realizador audiovisual: lograr una primera película; el basamento de una filmografía.
Tres son los cortometrajes que llevan su firma –Murs (2007), O Négatif (2010) y Les corps étrangers (2014). Piezas que le procuraron un potente recorrido internacional y, de paso, sembraron el futuro anhelado por Wandel. Su mentado último cortometraje, Les corps étrangers, compitió por la Palma de Oro de la categoría. En cierta manera, Wandel es una hija de Cannes. Así lo siente el certamen que dirige Thierry Frémaux: programó el filme que nos ocupa en la sección Una cierta mirada, la segunda en importancia del evento galo, donde obtuvo el premio FIPRESCI de la Crítica.
Laura Wandel en TAI
Pero, como decíamos al comienzo, llegar a este punto no fue, en efecto, sencillo. Así lo recalcó Wandel en el encuentro que tuvo con el alumnado de la Escuela Universitaria de Artes TAI la semana pasada: «Luché siete años por algo, y, claro está, mereció la pena. Hacer cine siempre es difícil. Ahora no quiero pensar que será más fácil tras conseguir reconocimiento y premios. Siento ser así de pesimista pero creo que es importante ser consciente de ello», cerraba Wandel.
Las claves para lograrlo residen en la resistencia, la resiliencia, la persistencia y, sobre todo, en una firme creencia en el trabajo propio, y en la creación de un camino personal: «Nunca se rindan. Defiendan su punto de vista. Sean fieles a sí mismos. Sean fuertes ante el cuestionamiento ajeno», espeta Wandel a modo de mandamiento «wilderiano». Y añade un detalle de la posproducción que creemos capital a la hora de aconsejar a futuros realizadores: «Hay que pensar siempre en la película. Para Mi pequeño mundo grabamos escenas que creemos que eran sensacionales a niveles compositivo e interpretativo, sin embargo, en la mesa de montaje, fuimos conscientes, con mucha tristeza, de que no era posible incluirlas. El director siempre debe estar por y para película».
"Nunca se rindan. Defiendan su punto de vista. Sean fieles a sí mismos. Sean fuertes ante el cuestionamiento ajeno"
"Mi pequeño mundo"
Mi pequeño mundo, que narra la experiencia de una niña, Nora –en los que son sus primeros días en el colegio—, a la hora de asimilar el acoso que recibe su hermano por parte de sus compañeros de centro, es un filme en el que la perspectiva resulta fundamental para cimentar su credibilidad. Una credibilidad que tiene como principal base el diseño de una atmósfera opresiva, subyugante para los individuos que conforman dicho universo. De esta manera, la puesta en cuadro resulta fundamental. Para Wandel lo más importante es que el «espectador se pusiera en la piel de Nora. Que fuera una experiencia inmersiva».
La memoria de este hará el resto, ya que el largometraje representa como nunca antes habíamos visto la ansiedad infantil en situaciones de adaptación social. Así, pese a encontrarnos con una ópera prima, hallamos también una cinta muy madura, que sabe capturar con honestidad ese mundo tan violento como ingenuo y misericorde. Para Wandel el cine requiere de valor pero sobre todo de personalidad: «Hay que descubrir la gramática cinematográfica personal». Es la esencia del cine de autor que Wandel defiende en pleno auge del streaming. No podríamos esperar otra cosa de esta gran admiradora del cine de Chantal Akerman.
El antepenúltimo mohicano
Park City, Utah.
* | Artículo que pertenece a una serie de textos creados por EAM en colaboración y coordinación con Escuela Universitaria de Artes TAI, institución de referencia en la formación en disciplinas artísticas en España. |
** El antepenúltimo mohicano (EAM), es una revista digital (ISSN: 2386-6373) sobre cine independiente y de autor nacida el 26 de enero de 2008. Es una cabecera especializada en ficción y no-ficción exhibidas en el circuito de festivales. Es medio colaborador de otros entes como SundanceTV España, Goethe Institut Madrid y BenQ Europe. |
