Hong Sang-soo es uno de los directores más prolíficos del panorama actual. En la próxima edición del Festival de Gijón presentará su penúltimo filme: La novelista.
Debido a la obsesión del crítico y codirector de EAM, Miguel Muñoz Garnica, Hong Sang-soo se ha convertido en un personaje recurrente en la cabecera, coincidiendo, primero, con su cada vez mayor relevancia en el circuito de festivales y, segundo, con su llegada a la cartelera española, una posibilidad marginal hasta entonces. Porque hasta el estreno de Ahora sí, antes no (2015), que marca ese giro guion que jamás hallaríamos en unos de sus films, con casi dos decenas de largometrajes en su currículum rara vez llegaba a las salas del viejo continente.
Entonces llegó la explosión y, con ella, cada año tenemos un par de citas con su cine. Gracias esencialmente a la labor de Numax, primero, y Atalante en segundo término, compañías que han apostado, afortunadamente, por sus ficciones.
Cuando decimos que Hong Sang-soo es un «personaje», lo pensamos también en sentido retórico. Su vida extracinematográfica y su peculiar carácter y modus vivendi lo han convertido en objeto constante de información para la prensa surcoreana. En su paso por festivales es constante la levedad que imprime a cada una de sus declaraciones: «Con el amor, para mí lo más importante es la cerveza», siempre declara. O «porque me gusta así», cuando un periodista le pregunta por un aspecto técnico o narrativo de su película. Así es Hong, todo funciona orgánicamente, tanto su personalidad como su proyección mediática. Una manera de vivir, de trabajar, que se extrapola a su cine.
En el artículo más extenso sobre la primera parte de su carrera, Muñoz Garnica se preguntaba algo que hemos hecho todos, y que también harán ustedes con este texto como referencia: ¿Quién diablos es Hong Sang-soo? Este admirador de la sencillez pictórica de Cezanne siempre ha sido comparado con Éric Rohmer y Woody Allen. Con el primero, esencialmente, por su puesta en escena desnuda, tratando la cotidianidad de personajes ligados a la cultura.
Con el segundo, precisamente eso, por su afán de insertar en diálogo todas las inseguridades de seres relacionados con el proceso creativo. Todo ello, junto a un planteamiento sencillo y unos zooms, por abruptos, marca de la casa, Hong Sang-soo se ha erigido como una rara avis en un sector cada vez más domesticado y encorsetado.
La pertinencia de esta columna en el blog de la Escuela Universitaria TAI responde a una simple razón: el cine es libertad, escribir es libertad, vivir es libertad. El cine de Hong Sang-soo es libre, todo emerge con naturalidad –el cineasta reconoce que solo escribe un par de notas de guion e improvisa sobre la marcha. En formación, conocerán las buenas prácticas de escritura pero, sin embargo, jamás deben olvidar la identidad y, ante todo, hacer lo que uno más desea, lo que siente, por muy poco estandarizado que parezca. Para Hong es una necesidad, es una forma de disfrutar, más allá del alcohol, su propia vida. Por tanto, primero estudien, segundo lean/vean y después sean.
El antepenúltimo mohicano
Park City, Utah.
