Su nombre es bien conocido dentro del género de comedia español de los años noventa. Yolanda García Serrano (Madrid, 1958) es autora del libreto de algunas de las mejores comedias de la historia de nuestro cine: “Todos los hombres sois iguales”, “Salsa rosa”, “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”, “El amor perjudica seriamente la salud” o “Desafinado” son tan solo algunos de los títulos más significativos. Relevante es también su labor como escritora dentro del mundo de las series de televisión: “Farmacia de guardia” o “Abuela de verano” (este último uno de sus trabajos más recientes).
Yolanda ha sido profesora durante dos días en el Master de Guión de la Escuela, tratando de dejar claros una serie de puntos básicos sobre cómo construir una buena comedia. Como primer ejercicio, ha propuesto a cada uno de sus alumnos, cambiar al género de comedia los guiones sobre los que se encuentran trabajando para los proyectos finales. “El punto de vista hace que cambie el género del que vamos a hablar. De este modo, podemos convertir un drama en una comedia, por ejemplo.” En la mayoría de los casos, las modificaciones han tenido lugar desde los personajes y las situaciones del guión. “Al personaje de una comedia deben de extremárseles sus características. Situar, por ejemplo, a un hombre que tiene miedo a los espacios cerrados dentro de un ascensor averiado. La incomodidad funciona, al igual que ponerle obstáculos a la historia para dificultar conseguir el fin propuesto.”
En cuanto a las razones de una historia, Yolanda puso el ejemplo de “Con faldas y a lo loco”, una de las mejores comedias que sin duda se han escrito: “El personaje tiene un objetivo interno y externo. En el caso de los protagonistas de esta historia, el objetivo interno es que necesitan un trabajo, mientras que el externo consiste en disfrazarse de mujeres para burlar a la mafia, que los persigue. Debemos hacernos, pues, tres preguntas: ¿Qué quieren nuestros personajes? ¿Qué necesitan para conseguirlo? Y ¿qué han logrado finalmente? Dotar de un conflicto a la historia hace que esta no se convierta simplemente en una sucesión de chistes”.
La guionista dio a demás una serie de recomendaciones bien útiles a la hora de hacer un buen guión: “No podemos despegarnos del género sobre el que estamos escribiendo, ni engañar al espectador. Si la gente va a ver una comedia romántica, debemos darles lo que quieren. Y, por supuesto, aunque la pareja se separe en el segundo acto, han de volver a reconciliarse al final de la historia. Existen casos como el de “Annie Hall” que rompen esta regla, pero concretamente en esta historia el espectador sabe que la relación de la pareja es imposible y saben que la única salida es que se separen. Si se sorprende al espectador, éste debe de decir: “¡No me lo esperaba, qué ingenioso!” y no “¡No me lo esperaba, no me lo creo!”. Mencionando a Rafael Azcona, “en la vida nada es comedia ni drama por completo”.
Ha recalcado que a veces es necesario introducir elementos de otros géneros como el drama para desestresar al espectador de un exceso de comedia. “La comedia hay que tomársela en serio. No podemos tratar de hacernos los graciosos. Hay que separarse de los personajes para evitar dotarlos de nuestra propia identidad. Tu humor no tiene por qué ser es el humor de tu personaje.” En una comedia, explica, el público disfruta con los sufrimientos de los personajes. Éstos, al tratar de arreglar problemas, acaban empeorándolos. Es interesante forzar los extremos, poner a nuestros personajes en situaciones límite.
Para concluir, Yolanda dejó clara una cosa bien importante: “Los guiones son pura matemática. En cada momento de la historia toca una cosa y no debemos de demorarla. De lo contrario, el ritmo puede caerse. Aquí en España somos expertos en comenzar tarde la historia en los guiones y tener que acelerar al ver que el tiempo se acaba para concluir.”
_Javier Mateo